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*Obtenida de pinterest |
Después del nacimiento de María José, tuve la afortunada
oportunidad de pasar tiempo a solas en ella, es decir, mi esposo, mi madre y
mis familiares más cercanos estaban atentos a mis necesidades para poder
enfocarme a mi bebé que apenas me despegaba unos minutos para tomar un baño y
pareciera que sentía mi ausencia. Hemos leído muchos comentarios de mamás que refieren
que después de convertirse en madres apenas tienen tiempo para bañarse, que se
levantan a hurtadillas para poder ir al baño, que el bebé solo quiere estar en
sus brazos e incluso comentarios de terceras personas que se atreven a decir
que el bebé se está haciendo “mañoso” o que lo estamos haciendo dependiente de
mamá… y de repente puede parecer un cliché el decirlo y hasta lo tomamos con
gracia, pero la realidad es que el ser humano recién nacido depende de su
madre, de su calor, de su olor, de sus brazos, necesita un entorno lo más
parecido al ambiente perfecto en el que vivía: el útero de mamá. Y claro que es
pesado, muuuy pesado! Y claro que las ojeras se asoman y las madres pasamos noches
en vela, pero una vez que entendemos el proceso de desarrollo de nuestro bebé
podemos comprender por qué ese ser tan pequeño e indefenso nos demanda tanta
atención.
Hace varios años leí un artículo acerca de la exogestación o exterogestación que me hizo demasiado sentido el día que tuve por primera vez en brazos a mi
Marijo. Y es que al ver a mi nena tan pequeña e indefensa sentí que brotó en mí
un instinto maternal y un querer protegerla en mis brazos para que nada le
quitara esa paz que emitía. Este artículo
mencionaba que a lo largo de la historia de nuestra evolución, la
duración del embarazo se ha reducido, pues el tamaño del cerebro y de la
cabeza, aunado al estrechamiento de la pelvis al comenzar la bipedestación,
nuestra especie ha tenido que reducir la
madurez de sus sistemas para poder atravesar el canal de parto en el nacimiento.
Motivo por el cual los seres humanos nacemos inmaduros y también indefensos. En cambio muchos otros mamíferos, apenas salen
de sus madres ya son capaces de desplazarse por sí mismos cuando se sienten en
peligro y hasta existen otros afortunados como los canguros, que terminan su
desarrollo en el saco de mamá. Los humanos también tenemos esa necesidad de continuar
nuestro desarrollo pegados a mamá, por
eso es que se considera que el embarazo dura 18 meses: 9 meses dentro de mamá y
9 meses fuera. Considerando que estos 9 meses en los que el bebé está en un
nuevo entorno buscará siempre estar cerca de su madre. Y así nos los hacen
saber, buscan nuestro calor, reaccionan cuando escuchan la voz de mamá o papá, y emiten llanto cuando no se sienten seguros o en bienestar, de ahí la importancia del contacto piel a piel, de ahí la belleza de tenerlo
cerca de tu corazón y estimularlo con tu voz, pues le recuerda los sonidos de cuando
estaba en tu vientre, de ahí que quiera que lo lleves en brazos, que sea
mecido, pues en tu vientre se sentía así cuando ibas y venías (en serio, no es
por berrinche o maña, es por necesidad!).
En una conferencia del reconocido pediatra el Dr. Carlos González acerca del apego seguro. Menciona un estudio
con primates bebés, en donde los separan de sus madres y les ponen a cambio una
primate de alambre con alimento y otra sin alimento pero con pelaje. Tratando de
encontrar la preferencia o la mayor importancia para los changuitos, el
alimento o el calor de mamá. El resultado fue que los changuitos en efecto,
acudían a la mona de alambre para alimentarse (está claro que necesitamos alimento para
sobrevivir) pero una vez que terminaban su alimento, corrían hacia la mona con
pelaje para sentir su calor. Qué nos dice esto? Un recién nacido no solo necesita tu leche
materna para sobrevivir, es algo más complejo, necesita tu calor, necesita el
contacto contigo o en su defecto, con su figura de apego, para sentirse seguro
y poder continuar de forma positiva con su desarrollo. En cambio, muchas corrientes nos enseñan o intentan enseñarnos que es benéfico que el bebé llore "un ratito" para sus pulmones o incluso para que no se haga malcriado, que debe de dormir en una fría cuna el solito porque se mal acostumbra y porque es más higiénico, que mucho brazo y mucho apego con mamá lo convertirá en un niño "mimado", que un chupete es más practico entre tomas en lugar de tu teta sin embargo yo no he visto en el mercado,a la fecha, un chupete que transmita calor de mamá, que lo dejes en la cuna (mirando al techo) mientras tu realizas tus actividades en casa, cuando puedes portearlo y hacer que se sienta cerca de ti y estimulado con un sinfín de ruidos y olores del hogar, mismos que le ayudarán a su adaptación al medio en un futuro y que son los mismos ruidos y olores que percibía cuando estaba en tu barriga.
Se dice que la
exogestación finaliza cuando el bebé tiene el suficiente desarrollo psicomotriz
para gatear (esto varía en cada bebé).
Mientras que este proceso se lleva a cabo, te
invito a que disfrutes de ésta necesidad de tu bebé hacia ti, que lo llenes de
caricias, cuidados, que atiendas sus necesidades, que calmes su llanto, y que
te beneficies también tú incrementando el vínculo con tu bebé, al final, los
meses y los años pasan tan rápido, que cuando menos te lo esperes ese que antes
era tu bebé que mecías en brazos, en un abrir y cerrar de ojos será un pingo
que corre por tu casa todo el día y créeme, añorarás esos hermosos días en los que se
quedaba quieto y tranquilo tan sólo con tu teta y tu calor.
¿Cómo has vivido tus 9 meses de exterogestación?
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